martes, 27 de mayo de 2014

LA IGLESIA CON LOS OTROS HIJOS DE ABRAHAM

Tal como leemos en la Revista Buena Nueva del 27-05-14, en línea con el “Aggiornamento” abordado por  San Juan XXIII y  el Concilio Vaticano II,  SS Pablo VI dejó muy claro  en su declaración Nostra Aetate del 28 de octubre de 1965:
En nuestra época, en la que el género humano se une cada vez más estrechamente y aumentan los vínculos entre los diversos pueblos, la Iglesia considera con mayor atención en qué consiste su relación con respecto a las religiones no cristianas. En cumplimiento de su misión de fundamentar la Unidad y la Caridad entre los hombres y, aún más, entre los pueblos, considera aquí, ante todo, aquello que es común a los hombres y que conduce a la mutua solidaridad…/  La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno.
Al respecto, no está de más recordar cómo el libro sagrado de los musulmanes empieza con una oración en la que se pide a Dios ayuda para proseguir el sendero hacia la paz y la felicidad eterna: “En el nombre de Allah, Clemente, Misericordioso, Alabado sea Allah, Señor del Universo, Clemente, Misericordioso, Soberano absoluto del Día del Juicio, Sólo a Ti adoramos y sólo de Ti imploramos ayuda. Guíanos por el sendero recto. El sendero de quienes agraciaste, no el de los execrados ni el de los extraviados”. (Sura 1, 1-7).
No se andaba por las ramas SS Pablo VI, cuando, en la citada Declaración reconocía la filiación judía de los católicos:
Pues la Iglesia de Cristo reconoce que los comienzos de su fe y de su elección se encuentran ya en los Patriarcas, en Moisés y los Profetas, conforme al misterio salvífico de Dios. Reconoce que todos los cristianos, hijos de Abraham según la fe, están incluidos en la vocación del mismo Patriarca y que la salvación de la Iglesia está místicamente prefigurada en la salida del pueblo elegido de la tierra de esclavitud. Por lo cual, la Iglesia no puede olvidar que ha recibido la Revelación del Antiguo Testamento por medio de aquel pueblo, con quien Dios, por su inefable misericordia se dignó establecer la Antigua Alianza, ni puede olvidar que se nutre de la raíz del buen olivo en que se han injertado las ramas del olivo silvestre que son los gentiles. Cree, pues, la Iglesia que Cristo, nuestra paz, reconcilió por la cruz a judíos y gentiles y que de ambos hizo una sola cosa en sí mismo.  La Iglesia tiene siempre ante sus ojos las palabras del Apóstol Pablo sobre sus hermanos de sangre, "a quienes pertenecen la adopción y la gloria, la Alianza, la Ley, el culto y las promesas; y también los Patriarcas, y de quienes procede Cristo según la carne" (Rom., 9,4-5), hijo de la Virgen María. Recuerda también que los Apóstoles, fundamentos y columnas de la Iglesia, nacieron del pueblo judío, así como muchísimos de aquellos primeros discípulos que anunciaron al mundo el Evangelio de Cristo.
Es aleccionador el reciente y  magistral ejemplo de SS Francisco celebrando la Eucaristía en el lugar en el que nació Jesús en presencia del presidente musulmán Mahmoud Abbas y “cuantos se esfuerzan por tener viva la fe”.

¿No es ya tiempo y ocasión para que los que nos llamamos católicos reconozcamos que el verdadero enemigo de la paz y la prosperidad universal lo representan los adoradores del Becerro de Oro y no los que, desde la sinceridad del corazón adoran, adoramos, al mismo Dios? 

viernes, 23 de mayo de 2014

PROGRAMA OFICIAL DEL PAPA FRANCISCO EN TIERRA SANTA

El sábado 24 de mayo se inicia el viaje del Papa Francisco a Tierra Santa que culminará el lunes 26, para el que el pasado miércoles, durante la audiencia general, el Santo Padre ha pedido a todos sus oraciones. A continuación el programa del mismo (las horas corresponden a la hora local en Jordania e Israel):
Sábado 24 de mayo de 2014
08:15 Salida en avión desde el aeropuerto de Roma Fiumicino hacia Amán.
13:00 Llegada al aeropuerto internacional Queen Alia de Amán.
13:45 Ceremonia de bienvenida en el Palacio Real Al-Hussein de Amán. Visita de cortesía a SS. MM. el Rey y la Reina de Jordania.
14:20 Encuentro con las autoridades del Reino de Jordania.
16:00 Santa Misa en el Estadio Internacional de Amán.
19:00 Visita al lugar del Bautismo de Jesús en Betania ante el Jordán.
19:15 Encuentro con los refugiados y los jóvenes discapacitados en la iglesialatina de Betania ante el Jordán.
Domingo 25 de mayo de 2014
08:15 Ceremonia de despedida de Jordania en el aeropuerto internacional Queen Alia de Amán.
08:30 Salida en helicóptero desde el aeropuerto internacional Queen Alia de Amán hacia Belén.
09:20 Llegada al helipuerto de Belén.
09:30 Ceremonia de bienvenida en el Palacio presidencial de Belén. Visita de cortesía al Presidente del Estado de Palestina.
10:00 Encuentro con las autoridades palestinas Discurso del Santo Padre.
11:00 Santa Misa en la Plaza del Pesebre de Belén. Homilía del Santo Padre. Rezo del Regina Coeli, Alocución del Santo Padre.
13:30 Almuerzo con varias familias palestinas en el convento franciscano de Casa Nova, en Belén.
15:00 Visita privada a la Gruta de la Natividad, Belén.
15:20 Saludo a los niños de los campos de refugiados de Dheisheh, Aida y Beit Jibrinen el Phoenix Center del campo de refugiados de Dheisheh.
15:45 Ceremonia de despedida del Estado de Palestina en el helipuerto de Belén.
16:00 Salida en helicóptero desde el helipuerto de Belén hacia el aeropuerto internacional Ben Gurion de Tel Aviv.
16:30 Ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional Ben Gurion de Tel Aviv
Discurso del Santo Padre.
17:15 Traslado en helicóptero a Jerusalén.
17:45 Llegada al helipuerto de Jerusalén en el Monte Scopus.
18:15 Encuentro de forma privada con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla en la Delegación Apostólica, Jerusalén. Firma de una declaración conjunta.
19:00 Celebración ecuménica con ocasión del 50 aniversario de la reunión en Jerusalén entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras en la Basílica del Santo Sepulcro. Palabras del Santo Padre.
20:15 Cena con los patriarcas, los obispos y el séquito papal en el Patriarcado Latino de Jerusalén.
Lunes 26 de mayo de 2014
08:15  Visita al Gran Muftí de Jerusalén en el edificio del Gran Consejo, Explanada de las Mezquitas. Discurso del Santo Padre.
09:10 Visita al Muro Occidental de Jerusalén.
09:45 Ofrenda floral en el Monte Herzl de Jerusalén.
10:00 Visita al Memorial de Yad Vashem, en Jerusalén. Discurso del Santo Padre.
10:45 Visita de cortesía a los dos Grandes Rabinos de Israel en el Centro Heichal Shlomo, cerca de la Gran Sinagoga de Jerusalén. Discurso del Santo Padre.
11:45 Visita de cortesía al Presidente del Estado de Israel en el Palacio Presidencial de Jerusalén. Discurso del Santo Padre.
13:00 Audiencia privada al Primer Ministro de Israel en el Centro Nuestra Señora de Jerusalén.
13:30 Almuerzo con el séquito papal en el Centro Nuestra Señora de Jerusalén.
15:30 Visita privada al Patriarca Ecuménico de Constantinopla en el edificio frente a la iglesia ortodoxa de Viri Galileai, en el Monte de los Olivos.
16:00 Encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la iglesia de Getsemaní cerca del Huerto de los Olivos. Discurso del Santo Padre.
17:20 Santa Misa con los Ordinarios de Tierra Santa y el séquito papal en la sala del Cenáculo, Jerusalén. Homilía del Santo Padre.
19:30 Traslado en helicóptero desde el helipuerto del Monte Scopus de Jerusalén al aeropuerto internacional Ben Gurion de Tel Aviv.
20:00 Ceremonia de despedida del Estado de Israel en el aeropuerto Internacional Ben Gurion de Tel Aviv.
20:15 Salida en avión desde el aeropuerto internacional Ben Gurion de Tel Aviv hacia el aeropuerto de Roma Ciampino.

23:00 Llegada al aeropuerto de Roma Ciampino.

lunes, 28 de abril de 2014

CERCANOS, MUY CERCANOS, Y SANTOS MUY SANTOS

Si fijamos la atención hacia siglo y medio atrás de nuestra historia, los católicos habremos de reconocer que fue algo muy positivo para nuestra Santa Madre la Iglesia el forzado abandono del poder temporal sobre una buena parte de Italia por parte de S.S. beato Pío IX  el 20 de septiembre de 1870.  Es a partir de entonces cuando el efectivo poder temporal de los papas queda reducido al minúsculo estado del Vaticano, mientras que su  poder espiritual con la consiguiente autoridad moral han ido creciendo hasta llegar al profundo y preciso magisterio de Benedicto XVI cuya heroica renuncia de  hace un año dio lugar a la elección de nuestro entrañable  Santo Padre Francisco, que nos acaba de regalar la canonización de San Juan XXIII y San Juan Pablo II, de más en más cercanos, muy cercanos, y de más en más santos, muy santos.
Tan bendita etapa de la Historia de la Iglesia es iniciada por el propio beato Pío IX (1846-1878), al que debemos la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854 y la realización del concilio Vaticano I (1869-1870), seguido por León XIII (1878-1903), cuya es la inspirada, esclarecedora y oportuna  encíclica Rerum Novarum (1891).
Ya en el siglo XX, contamos los católicos con San Pío X (1903-1914), Benedicto XV (1914-1922), Pío XI (1922-1939) y el venerable Pío XII (1939-1958), pontificados que, a base de entrega y buen hacer, hubieron de enfrentarse a la creciente ola europea de paganos fundamentalismos, incluidos el comunismo soviético y el nazismo. Para cualquier observador imparcial, la Iglesia, con sus sucesivos sumos pontífices al frente, estuvo a la altura de las circunstancias como  esperanza y refugio para las personas de buena voluntad y, sin duda, que es gracias a ella, como el horizonte de la paz se ha venido mostrando asequible desde la derrota de Hitler en 1945 y abandono de la llamada Guerra Fría a partir de la caída del Muro de Berlín (1989).
Tras el venerable Pío XII, llegamos al Papa Bueno, San Juan XIII (1958-1963), a quien debemos el llamado  “Aggiornamento” o “puesta al día” de la Iglesia Católica con su convocatoria del Vaticano II y encíclicas como la  “”Mater et Magistra”, madre, maestra y cercana, muy cercana a todos nosotros siempre con la adecuada solución a los problemas del día a día.
Con el intervalo de los pontificados de Pablo VI (1963-1978), que culminó la obra del Vaticano II (1962-65) y de  Juan Pablo I (un mes de 1978), llamado el Papa de la Sonrisa, ambos en proceso de beatificación, llegamos a San Juan Pablo II (1978-2005), ese sabio, carismático  y Santo Padre que, junto con San Juan XIII,  en presencia del “abuelito” Papa Benedicto XVI y ante más de un millón de fieles peregrinos, ha sido canonizado por el entrañable Papa Francisco.

La prensa habla de un  “inigualable acontecimiento histórico que ha reunido a cuatro papas”. Permítasenos apuntar: son cuatro papas cercanos, muy cercanos y santos, muy santos.

               Copiado de http://www.buenanueva.es/cercanos-muy-cercanos-y-santos-muy-santos/

viernes, 17 de enero de 2014

EL PAPA ADVIERTE QUE LA MUNDANIDAD ES MÁS SUTIL Y PELIGROSA QUE LA APOSTASÍA ABIERTA

En una reciente homilía el Papa Francisco nos pone a los católicos sobre aviso sobre uno de los mayores males del mundo actual. Vale la pena leer y releer el siguiente escrito que copiamos de Infocatólica.com (17-01-14).
El don de ser hijos de Dios no se puede «vender» por un malentendido sentido de la «normalidad» que conduce a olvidar su Palabra y a vivir como si Dios no existiese. Es la reflexión que Papa Francisco ha propuesto esta mañana durante la homilía de la Misa presidida en Casa Santa Marta. La tentación de querer ser «normales», cuando se es hijos de Dios. Que en sustancia quiere decir ignorar la Palabra del Padre y seguir una palabra solo humana, la «palabra de la propia voluntad», eligiendo, en cierto modo, vender el don de la predilección para sumergirse en una «uniformidad mundana».
Esta tentación la tuvo, el pueblo judío del Antiguo Testamento, más de una vez, recuerda el Papa, que se ha detenido en el episodio propuesto por la liturgia, tomado del primer Libro de Samuel. En este, los jefes del pueblo piden al mismo Samuel, muy mayor ya, que establezca para ellos un nuevo rey, pretendiendo, de hecho, autogobernarse. En ese momento, observa el Papa, el «pueblo rechaza a Dios: no solo no escucha la Palabra sino que la rechaza». Y la frase reveladora de este distanciamiento, destaca el Papa, es la pronunciada por los ancianos de Israel: queremos un «rey juez», porque «así seremos como el resto de pueblos». Es decir, observa el Papa, «rechazan al Señor del amor, rechazan la elección y buscan el camino de la mundanidad», como muchos cristianos hacen hoy.
Alejarse de la uniformidad mundana
«La normalidad de la vida exige del cristiano la fidelidad a su elección y no venderla para ir hacia una uniformidad mundana. Esta es la tentación del pueblo, y también la nuestra. Muchas veces, olvidamos la Palabra de Dios, lo que el Señor nos dice, y tomamos la palabra de moda ¿no? También la de la telenovela está de moda, tomemos esa ¡es más divertida! La apostasía es el pecado de la ruptura con el Señor, pero es clara: la apostasía se ve claramente. Esto es más peligroso: la mundanidad, porque es más sutil».
«Es verdad que el cristiano debe ser normal, como normales son las personas», reconoce Papa Francisco, «pero, insiste, hay valores que el cristiano no puede tomar para sí. El cristiano debe retener sobre sí la Palabra de Dios que le dice: ‘Tú eres mi hijo, tú eres elegido, yo estoy contigo, yo camino contigo'». Resistiendo por tanto la tentación, como en el episodio de la Biblia, de considerarse víctimas de «un cierto complejo de inferioridad», de no sentirse «un pueblo normal».
Corazón endurecido
«La tentación llega y endurece el corazón y cuando el corazón es duro, cuando el corazón no está abierto, la Palabra de Dios no puede entrar. Jesús decía a los de Emaús: ‘Necios y lentos de corazón'. Tenían el corazón duro, no podían entender la Palabra de Dios. Y la mundanidad reblandece el corazón, pero mal: ¡nunca es bueno tener el corazón blando! Lo bueno es el corazón abierto a la Palabra de Dios que la recibe. Como la Virgen, que meditaba todas estas cosas en su corazón, dice el Evangelio. Recibir la Palabra de Dios para no alejarse de la elección». Pidamos entonces, concluye el Papa Francisco, «la gracia de superar nuestros egoísmos: el egoísmo de querer hacer mi voluntad, como yo quiero».

«Pidamos la gracia de superarlos y pidamos la gracia de la docilidad espiritual, es decir abrir el corazón a la Palabra de Dios y no hacer como hicieron nuestros hermanos, que han cerrado el corazón porque se habían alejado de Dios y desde hace tiempo no escuchaban y no entendían la Palabra de Dios. Que el Señor nos dé la gracia de un corazón abierto para recibir la Palabra de Dios y para meditarla siempre. Y desde allí tomar el verdadero camino».

viernes, 22 de noviembre de 2013

TÚ ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA.

  Llegado a la región de Cesárea de Filipo,  Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Él les dijo: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos» (Mt. 16, 13:20).
  ¡Jesucristo fundó realmente su Iglesia y colocó a Pedro y a sus sucesores como piedra angular de la misma! De tal constatación se alimenta nuestra fe y nuestra fidelidad a la Iglesia de Roma,  la  misma  que ha respondido y sigue respondiendo  a los desafíos de la Modernidad con los valores de siempre y a través  de excepcionales personajes como los reseñados en esta página.


   El Beato Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli, 1881-1963) gobernó la Iglesia Católica durante cinco escasos años, que resultaron ser unos de los más fecundos de  nuestro tiempo: a poco de su nombramiento. Le debemos la convoca-toria del Concilio Vaticano II, las encíclicas “Mater et Magistra”  (1961) y “Pacem in Terris”  (1963), con las que puso de relieve el incuestiona-ble hecho de que es en el Cristianismo en donde se ha de buscar la  solución a los enfrentamientos entre patrones y obreros o entre unos pueblos y otros.  Es recordado como el Papa Bueno.


   Pablo VI (Giovanni Montini, 1897-1878), sucesor de Juan XXIII,  gobernó a la Iglesia durante quince años en los que mostró atemperado talante en el desarrollo y  aplicación de las conclusiones del Concilio Vaticano II,  culminando el llamado Aggiornamento o puesta al día  de los valores católicos frente a los desvaríos del mundo moderno. Trabajó  infatigablemente  por el acercamiento con los "hermanos separados",  buscó el diálogo con otras religiones y con los  ateos, al tiempo que exigió cambios significativos en las relaciones entre países ricos y los pobres del Tercer Mundo.  Nos hizo el regalo de nombrar  Madre de la Iglesia a Nuestra Señora, la Virgen María.

   Juan Pablo I (Albino Luciani. 1912-1878) , recordado como “El Papa de la Sonrisa”,  inició su Pontificado pidiendo para el Mundo “la llama de la Caridad en oleadas de Amor”. Falleció a los  33 días de ocupar la Silla de Pedro, tiempo suficiente  para que la Madre Teresa de Calcuta dijera de él: "Ha sido el mejor regalo de Dios, un rayo de sol del amor de Dios que brilla en la oscuridad del mundo".  Pese a la brevedad de su Pontificado, dio pruebas de entrega total al servicio de la Iglesia.  Actualmente se encuentra en proceso de beatificación.


     El Beato Juan Pablo II (Karol Woitila, 1920-2005) representa la fuerte personalidad de un auténtico Hombre de Fe  frente  a la apostasía, el relativismo  y el paganismo materialista.  Fue aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX, recordado especialmente por ser uno de los principales símbolos del anticomunismo con innegable protagonismo en la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento  del Bloque Soviético. Orientó  su Pontificado (veintisiete años) en cinco direcciones: la nueva evangelización, la unión de los cristianos, la defensa de los derechos humanos sin distinción de credos, la paz entre los bloques y el rigor doctrinal.

   Benedicto XVI (Joseph Aloisius Ratzinger, n. 1927) sucedió  en 2005 a Juan Pablo II. Reconocido como uno de los más acreditados teólogos de nuestro tiempo, ha manifestado sin ambages: “Sólo en la Iglesia es posible ser cristiano y no al margen de la Iglesia”. Sus publicaciones son imprescindibles para cuantos, en la sinceridad de su corazón, buscan la Verdad. Valeroso y humilde, decidió abandonar el Pontificado (2013) y centrarse en el estudio y la oración, cuando, por su edad y enfermedades, “se sentía sin fuerzas para seguir ejerciendo el ministerio papal”. En su retiro,  sigue como Papa Emérito y, según su sucesor, el Papa Francisco, haciendo de "Abuelito de la Iglesia"



  Francisco (Jorge Mario Bergoglio, 1936),  tras la renuncia al cargo de Benedicto XVI, fue elegido Sumo Pontífice el 13 de marzo de 2013. Es el  primer iberoamericano y el primer miembro de la Compañía de Jesús en dirigir  a la Iglesia católica. Además del español natal, habla latín, italiano, alemán, francés e inglés. Gusta de dirigirse a todos en un plano de igualdad porque, para él, “gobernar es servir” al tiempo que manifiesta clara preferencia por los pobres y por los que más sufren. 
   Por demás cuenta con un carisma especial que le facilita el acercamiento a los jóvenes: se calcula que más de tres millones de todo el Mundo le siguieron en la Jornada Mundial de la Juventud 2013, celebrada en Río de Janeiro. 
    Sin duda alguna, el Papa Francisco es un regalo de la Providencia. En tiempos en los que el relativismo, la apostasía e inventos como el de incurrir en el disparate de entrelazar  materialismo marxista con valores cristianos arrastran a tantos millones de tibios, el Subcontinente Americano recibía como a uno  de los suyos al propio Representante  en la Tierra del Hijo de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero. 

sábado, 23 de marzo de 2013

SIGUIENDO EL CAMINO DE SUS ANTECESORES


Habemus papam fue la gran noticia del pasado 13 de Marzo: tras la libre y responsable renuncia de  SS Benedicto XVI, en la quinta votación del preceptivo Cónclave, la elección recayó en SE el Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, Papa número 266 de la Iglesia católica con el nombre de Francisco.

Por primera vez en la Historia, ocupa la Sede de Pedro un hispanoamericano y, también, por primera vez, la Compañía de Jesús ve a uno de los suyos al frente de la Iglesia Católica. Es de lugar, transcribir sus primeras palabras desde la balconada de la Basílica de San Pedro:  

Hermanos y hermanas, buenas tardes: Sabéis que el deber del cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo..., pero aquí estamos. Os agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo. Gracias. Y ante todo, quisiera rezar por nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja (reza con todos los asistentes  Padre nuestro. Ave María. Gloria al Padre).
Y ahora, comenzamos este camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad. Deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan hermosa. Y ahora quisiera dar la Bendición, pero antes, antes, os pido un favor: antes que el Obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la Bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mí.... Ahora daré la Bendición a vosotros y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad..
 Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas gracias por vuestra acogida. Rezad por mí y hasta pronto. Nos veremos pronto. Mañana quisiera ir a rezar a la Virgen, para que proteja a toda Roma. Buenas noches y que descanséis (Tomado de Zenit.org)
Uno de los primeros en hacer llegar al nuevo Papa su felicitación fue el Prepósito General de su misma Congregación, el Padre Adolfo Nicolás Pachón, S.J. Según la revista virtual Zenit.org, ésta ha sido la respuesta del Santo Padre Francisco: 
Querido Padre Nicolás: Con sumo gozo, he recibido la amable carta que, con ocasión de mi elección a la Sede de San Pedro, ha tenido a bien enviarme, en nombre propio y de la Compañía de Jesús, y en la que me participa su oración por mi Persona y ministerio apostólico, así como su plena disposición para seguir sirviendo incondicionalmente a la Iglesia y al Vicario de Cristo, según el precepto de San Ignacio de Loyola. Le agradezco cordialmente esta muestra de aprecio y cercanía, a la que correspondo complacido, pidiendo al Señor que ilumine y acompañe a todos los Jesuitas, de modo que, fieles al carisma recibido y tras las huellas de los santos de nuestra amada Orden, puedan ser con la acción pastoral, pero sobre todo, con el testimonio de una vida enteramente entregada al servicio de la Iglesia, Esposa de Cristo, fermento evangélico en el mundo, buscando infatigablemente la gloria de Dios y el bien de las almas. Con estos sentimientos, ruego a todos los Jesuitas que recen por mí y me encomienden a la amorosa protección de la Virgen María, nuestra Madre del cielo, a la vez que, como prenda de abundantes favores divinos, les imparto con particular afecto la Bendición Apostólica, que hago extensiva a todas aquellas personas que cooperan con la Compañía de Jesús en sus actividades, se benefician de sus obras de bien y participan de su espiritualidad.
Miserando atque eligendo (lo miró con misericordia y lo eligió) es el lema  que el papa Francisco ha incluido en el Escudo de  su Pontificado, cuyos detalles los explica  el Padre Federico Lombardi, director de la oficina de prensa de la  Santa Sede: “sobre fondo azul, lleva los mismos símbolos de la dignidad pontificia de Benedicto XVI: mitra colocada entre dos llaves de oro y plata de forma de cruz, unidas por un cordón rojo. En lo alto campea  el emblema de la orden del Papa, la Compañía de Jesús: un sol radiante con el monograma de Cristo en rojo. La letra H lleva una cruz encima y las puntas son tres clavos negros. Abajo una estrella y una flor de nardo. La estrella, según la tradición heráldica, simboliza a la Virgen, Madre de Cristo y de la Iglesia, mientras la flor de nardo indica a San José,  patrono de la Iglesia Universal. En la tradición iconográfica española, efectivamente, San José lleva una vara de nardo. Con esos símbolos el Papa manifiesta su amor  por la Virgen y San José”.
¿Os dais cuenta de que, gracias a Dios,  desde que, con Pío IX,  la Iglesia se liberó de una buena parte de sus preocupaciones temporales , uno tras otro, la Iglesia ha contado con sucesivos Sumos Pontífices que, sobre cualquier otra consideración, se han preocupado de obrar como servidores de los servidores de Dios?  Y viene ahora este buen discípulo de San Ignacio para quien el verdadero poder está en el servicio a los que más lo necesitan.  Demos gracias a Dios y, junto con el trabajo de cada día, no dejemos de rezar por él y por nosotros.

miércoles, 18 de julio de 2012

DIJO DIOS HAYA LUZ Y HUBO LUZ


Los sofisticados ingenios mecánicos en las funciones de ver y analizar, seguidos de complicados y, no pocas veces, enrevesados cálculos matemáticos, han ayudado a presentar la hipótesis de que el átomo es un complejo mundo de materia y energía, a modo de minúsculo sistema planetario al que también afectan las leyes de la gravitación universal.
Desde hace algunos años,  en los campos de investigación sobre la base física del todo material de que se supone está compuesto el Universo, se habla de los quarks (mínimas porciones de “algo”) como partículas constitutivas de los bariones y mesones, entendiendo por barión al denominador común de los protones, neutrones e hiperones y por mesón un elemento a medio camino entre la materia y la pura energía (lo que los científicos llaman un bosón que facilita la interacción entre las diversas partículas subatómicas).
En ciertos apuntes teóricos sobre el tema se sugería la existencia de partículas sin masa, algo así como “porciones de energía” con la “facultad” de inventar o prestar masa a las más elementales entidades materiales. Al respecto y sí que preocupados por no perdernos en un laberinto de sugestivas formulaciones, podemos recordar a la llamada “teoría de las supercuerdas” que sugiere la existencia de hasta once dimensiones que apuntalarían la viabilidad de todas las leyes físicas que rigen la existencia y funcionalidad del Universo y, como muy sugerente, un paralelismo absoluto entre las leyes físicas de lo “infinitamente” pequeño y lo “infinitamente” grande (es decir el Universo o Totalidad Física de imponderables dimensiones). Leyes que habrían de regir el movimiento y función de “algo” pendiente de descubrir.
Fue en 1964 cuando Peter Higgs, que hoy cuenta 83 años, expuso al mundo de la ciencia una idea que prometía llevar al descubrimiento de ese algo como punto de partida de la realidad material: las partículas elementales se mueven no en el vacío sino en lo que los antiguos llamaban éter y que él presentó como un campo pleno de “bosones” o elementos con la virtualidad de destruir y asignar masa a las otras ya conocidas o adivinadas partículas subatómicas. Se llamó “Campo de Higgs” a ese supuesto mar de inconmensurable actividad y “Bosón de Higgs” al  supuesto subatómico proveedor de  las porciones de masa necesarias para la viabilidad funcional del mundo de las partículas elementales.
Para comprobar la concordancia de la teoría con la realidad había que contar con elementos de observación experimental desconocidos hasta la fecha; fue así como nació el Gran Colisionador de Hadrones (LHC del inglés Large Hadron Collider) la máquina que, tras años de paciente y escrupulosa investigación, ha facilitado lo que, desde el día cuatro de este mes de julio, el mundo científico no duda en calificar como el “descubrimiento del siglo”: el Bosón de Higgs existe más allá de cualquier duda razonable y cumple la función que supuso su mentor.
Según ponderados científicos, ello significa que conocemos el 4%  de la estructura del Universo, lo que quiere decir que la Ciencia se ve impotente para explicar el cómo y el para qué del 96% restante, incluido el misterio de la vida además del qué y el para qué del alma humana con el consecuente don de la libertad.  Claro que tal parcial descubrimiento, a lo sumo, nos lleva al momento en el que, según el Libro Sagrado, “dijo Dios haya luz y hubo luz” (Gen 1, 3)
Luego de admitir que el redactor sagrado no era ni podía ser un científico del siglo XXI y sí una persona de buena voluntad que, para creer, admitía sus limitaciones y escuchaba la voz de Dios o de su conciencia para luego apuntalar su fe con una razonada reflexión, los no materialistas vemos en el fenómeno descrito por ese redactor del Libro al momento inicial de la necesaria conexión del espacio, el movimiento y el tiempo para dar paso a la materialidad universal.
Desde la perspectiva de la ciencia moderna ¿estuvo en la luz el germen o principio físico de todo lo material que había de venir a posteriori? El propio Einstein no se atrevió a pronunciarse categóricamente sobre ello: lo más lejos que llegó al respecto fue aceptar a la luz como formada por  “granos” de energía-materia llamados fotones, especie de quantos o partículas elementales sin masa apreciable... con un origen absolutamente misterioso. Pero, el que en los fotones no se pueda apreciar o medir la masa ¿es prueba de que realmente no exista, máxime cuando se admite el carácter corpuscular de un haz de luz?  En el orden de los principios físicos es razonable admitir que la luz, compuesta por fotones, en razón de un plan o proyecto, “urdido en la eternidad” y con millones de siglos por delante, puede facilitar la formación de lo que los físicos llaman protones, los mismos elementos que, en complejísimas asociaciones, forman los átomos, los cuales, en nuevos planos de también muy compleja asociación, formarán las moléculas, que seguirán la progresiva escala de las realidades materiales siempre en el orden que evidencia esa fantástica conexión entre espacio, movimiento y tiempo.
Pudo desarrollarse así el proceso o de otra forma: por el momento, a la Ciencia le resulta imposible tanto adentrarse en el misterio de la raíz esencial de las cosas (la misma que dio o pudo dar paso a ese “Bosón de Higgs”) como presentar aceptables explicaciones del papel que nosotros mismos desempeñamos en lo que, a todas luces, hemos de calificar como un fantástico orden universal. Es el mismo Einstein quien dejó dicho: “la experiencia más hermosa que tenemos a nuestro alcance es el misterio... la certeza de que existe algo que no podemos alcanzar” (Religión en Libertad, 17-07-12).  
O que sí podemos alcanzar a través de nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero.