sábado, 21 de mayo de 2011

LA REVOLUCIÓN DE LA MADRE TERESA, LA MISMA DE HACE VEINTE SIGLOS

   Decía la beata madre Teresa de Calcuta “la mejor conversión consiste en ayudar a las personas a amarse unas a otras” y, efectivamente, el motor de su particular revolución fue un inmenso afán por contagiar ese amor sin barreras por el que el propio Hijo de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero, se hizo hombre, vivió entre nosotros y, siendo tratado como el más peligroso de los criminales, fue condenado a morir en la Cruz. Sus jueces y verdugos no comprendían que el amor y la libertad, vividos e impartidos por el Crucificado constituyen la única fuerza capaz de sacarnos del abismo de una egoísta mediocridad, en la que solemos vernos y tratarnos como si fuéramos los únicos con derecho a existir.
   A ejemplo de su amado, el Crucificado por todos nosotros, la beata madre Teresa de Calcuta creía y vivía en ese amor y lo presentó al mundo de hoy como única fuerza capaz de un revolucionario cambio de rumbo. Para ella “la mayor pobreza está en no ser amado, no ser querido, no ser cuidado… en sufrir no solo la pobreza material sino también la pobreza espiritual"; tanto era así que, para ella, “ La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino mas bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor mal es la falta de amor y caridad, la terrible indiferencia hacia nuestro vecino que vive al lado de la calle, asaltado por la explotación, corrupción, pobreza y enfermedad." por demás, veía en la falta de respeto a la vida de todos los seres humanos sin excepción la más elocuente muestra de pobreza espiritual: "Para mí, decía, las naciones que han legalizado el aborto son las mas pobres, le tienen miedo a un niño no nacido y el niño tiene que morir" y, con el incondicional amor de la madre que era, pedía a todos los que la querían oír: "Si conoces a alguien que no quiere al niño, que le tiene miedo al niño, díganle que me lo de a mí."
   Para, en la medida de lo posible, remediar la desolación de los pobres no veía mejor medio que el de introducirse en el mundo de los "más pobres entre los pobres" compartiendo sus debilidades y miserias para, desde una hermanada experiencia, ver con ellos precisos medios y modos de “salir adelante”. Ello había de ser y así fue sin descuidar una valiente llamada a la conciencia de los poderosos.
En su ejemplo todos vemos un reto a la propia conciencia y, a partir de ahí, el contrapunto a las mil y una revoluciones preñadas por el odio, la envidia o el afán de revancha; es decir, sin el mínimo atisbo de libertad y generosidad.
   Además de santa o, precisamente, por serlo, la beata madre Teresa era extraordinariamente realista, de ese realismo cristiano que brinda caminos de solución a todas las personas, estén en donde estén y sean ricos o pobres. Para ella, la verdadera riqueza personal estaba en la generosa voluntad de compartir en cuanto que, por paradójico que parezca, "cuanto menos poseemos, más podemos dar; parece imposible, pero no lo es: ésa es la lógica del amor." Decía esto sin olvidarse de tantas y tantas personas, tantos y tantos pueblos, cuya historia y escasez de recursos parece condenarles a una irremediable miseria; en razón de ello, se atrevía a decir a cualquier poderoso del mundo: "Las personas que yo ayudo no se valen por si mismas, no se pueden parar. No pueden sostener la caña. Yo les daré el alimento y después se los enviaré a usted para que usted les enseñe a pescar".
   La libertad de conciencia y el amor expresado en trabajo y trabajo son insustituibles ingredientes de la revolución, que en sintonía con la revolución iniciada hace ya más de veinte siglos por el Crucificado, recordó al mundo la beata madre Teresa: una libertad de conciencia, que neutraliza los mil y un tópicos de las diversas formas de materialismo, y un trabajo como expresión de generosa entrega a los demás: "En el momento de la muerte, dejó escrito la beata madre Teresa de Calcuta, no se nos juzgará por la cantidad de cosas que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo. Este amor debe resultar del sacrificio de sí mismos y ha de sentirse hasta que haga daño."

1 comentario:

  1. Sou Livre em Dêus , o nosso Pai , a Nossa Senhôra , o nosso Snhôr Santo Cristo e o nosso Senhôr Santo Espírito ! Sou Fiel á Igreja de Dêus a Santa Igreja do Espírito Santo , que não tem templos nem , nem intermediários , nem dirigentes , nem fronteiras , nem religiões , nem é feita de riquezas e que Abraça Tôdos e Tudo Sem Distinção de credo , fé , religião , filosofia , côr , raça , tradição ou que quer que seja ! Nada nos pode afastar de Dêus , nem mêsmo o pecado , se O Amarmos e estivermos sempre com ÊLE ...

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