sábado, 30 de abril de 2011

Nuestro nuevo abogado, el BEATO JUAN PABLO II

Hubo un tiempo en el que los sucesores de Pedro, delegados de Cristo en la Tierra, habían de cumplir con los deberes comunes a todos los soberanos de este mundo: además de Sumo Pontífice de la Santa Iglesia Católica, ejercían de soberanos temporales de los llamados Estados Pontificios. No era nada fácil compaginar lo debido a Dios con las exigencias y tentaciones del poder temporal.
Desde 1870, con Pio IX, hasta nuestro tiempo, con Benedicto XVI, lo del poder temporal queda reducido al músculo Estado Vaticano, lo que quiere decir que el poder de los Papas es esencialmente espiritual. Desde esa fecha, es de justicia reconocer que, cada uno en su estilo, todos los Papas han ejercido como “buenos servidores de los servidores de Dios”.
Buen ejemplo de ello ha sido el Pontificado del ya beato, nuestro entrañable Santo Padre Juan Pablo II: fueron 26 años contagiando fe, amor y libertad a todas las personas de buena voluntad de cualquier lugar del mundo y condición, incluidos los no católicos. Vivía plenamente integrado en el mundo sin sentirse de este mundo con el resultado de ayudar eficazmente al desmantelamiento del llamado “socialismo real” y otros extremismos que están en la mente de todos. Así lo han podido apreciar una buena parte de los cristianos y no cristianos, tomándolo en consideración la Iglesia en su Decreto de Beatificación al afirmar: “Los fieles sintieron y experimentaron que era un hombre de Dios, que realmente ve los pasos concretos y los mecanismos del mundo contemporáneo en Dios, en la perspectiva de Dios, con los ojos de un místico que alza los ojos sólo a Dios”.
El beato Juan Pablo II conocía muy bien los problemas de nuestro tiempo y seguro que los tiene muy presentes ahora, cuando ya disfruta de la bienaventuranza eterna y mantiene línea directa con todos los santos, nuestra madre María y el Santo de los Santos, nuestro Señor Jesucristo ¿Quién en mejor situación que él para servirnos de abogado?
Recordemos que, siempre sonriendo y escuchando, sabía liberarse de lo que estorba para ser mejor cada día, amaba a todos sin excepción, trabajaba por encima de lo que permitían su ancianidad y achaques, tenía la palabra oportuna sobre todo lo que realmente importa y, para mantener continuamente su compromiso de acción hacia el bien de todos nosotros, rezaba.
¿Tendremos reparos en seguir su ejemplo y, más aun, aceptarle como abogado para nuestras relaciones con el Padre?

1 comentario:

  1. ES IMPORTANTE QUE LOS CATOLICOS EN GENERAL OPTEMOS POR ESE AMOR Y ENTREGA DE NUESTRO BEATO JUAN PABLO II QUIEN MAS QUE EL PARA DARNOS A JESUS QUIEN MAS QUE EL PARA ENSEÑARNOS EL AMOR A PAPA DIOS...

    HERMOSO BLOGGER TE FELICITO AMIGO... CONTA CONMIGO...


    CON AMOR, MARIAM...
    PORTAL ALIANZA DE AMOR.-

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